Toxicodependencia: adicción a la cocaína y otras sustancias químicas

¿Qué es la toxicodependencia?

La toxicodependencia es la adicción a sustancias tóxicas que modifican la consciencia, las emociones y el estado habitual del organismo en su autopercepción. Las drogas generalmente generan una adaptación biológica que es la raíz de la dependencia tanto química como mental.

A veces la persona adicta a una sustancia química, más que la necesidad del componente químico en su torrente sanguíneo (nicotina, cafeína…), tiene necesidad y añoranza del ritual que ha creado alrededor del consumo de dicha sustancia.

Las sustancias tóxicas que generan dependencia producen diferentes efectos en el sistema nervioso. Pueden ser depresoras, estimulantes, alucinógenas y opioides.

Esta segmentación no es excluyente, es apenas una clasificación global para mapear desde el punto de vista biológico los atributos de las drogas.

En detalle su comportamiento es como sigue:

  • Depresoras: relajan, causan somnolencia y reducen la actividad sanguínea. Entre ellas tenemos el alcohol, los barbitúricos y las benzodiacepinas.
  • Estimulantes: activan la actividad cerebral y física; causan euforia e inmediato bienestar. Tal es el caso de la nicotina, cafeína, teobramina (Chocolate), metanfetaminas (Ice), la cocaína y el crack.
  • Alucinógenas: alteran la cognición y la percepción creando delirios, alucinaciones o privación sensorial. En este grupo se encuentran el LSD, el peyote (Lophophora williamsii), el éxtasis o MDMA y la mescalina.
  • Opioides: alivian el dolor. Son captadas por receptores opioides en el tracto intestinal y en el cerebro. En este grupo se incluyen la metadona, la heroína y la morfina.

Una de las drogas ilícitas más consumidas en México es la cocaína –solo precedida por la marihuana–, por lo que centraremos el análisis de la toxicodependencia en ella y además porque tiene efectos altamente perjudiciales.

¿Qué causas generan adicción a la cocaína?

La cocaína consumida en dosis muy bajas produce una intensa sensación de placer, apetito sexual, agudeza mental, aumento de la energía disponible para la actividad y eleva la autoconfianza y autoestima. Esos elementos son capaces de generar un poderoso efecto llamada en personas con problemas mentales o de personalidad.

Dichas sensaciones varían en función de la cantidad que se consuma y también de la vía de administración.

Cuando la cocaína es inhalada, los efectos pueden permanecer hasta 40 minutos después de la administración, pero la eliminación total de la sangre requiere unos 90 minutos. Según la dosis las sensaciones pueden ser como ya se describieron anteriormente.

Adicción a la cocaínaLa cocaína que se inyecta tiene efectos más intensos que duran hasta 10 minutos, por lo que crean una mayor dependencia. El individuo sube a una montaña rusa de sensaciones de la que luego es expulsado en poco tiempo. De ahí el ansía de consumo o craving que a la larga engancha poderosamente.

Y en cuanto a las mezclas peligrosas: heroína y cocaína intravenosa, se le conoce popularmente como Speedball (pelotazo) y es una presentación de alta toxicidad y que genera rápida habituación.

Las formas en que la cocaína y otras drogas estimulantes producen adicción no están explicadas a nivel científico pues hay desconocimiento en todos sus efectos clínicos. Los estudios realizados apenas establecen relaciones entre trastornos de personalidad y consumo, pero a veces es a la inversa, y es la adicción a las drogas la que genera el problema psicológico.

La cocaína y otras drogas de efectos biológicos similares bloquean la captación de neurotransmisores como la norepinefrina, serotonina y dopamina. La concentración en sangre de estos neurotransmisores aumenta. Esto origina el estado eufórico y el incremento del apetito por los placeres (sexo, comida y otras fuentes de satisfacción), la experimentación y exploración de sensaciones.

Una persona que prueba la cocaína solo una vez y ha tenido una experiencia favorable, puede desear consumir más en las próximas horas o días. El deseo de consumir se dispara una vez que el individuo recibe estímulos que en su memoria están asociados al placer que originó la droga.

Por otro lado, en busca de claridad mental y control algunas personas recurren a las drogas y esta carencia inicial también genera dependencia.

Las drogas influyen en el sistema recompensa-motivación, un elemento que compartimos los humanos con muchos otros animales y que está en la base de nuestra subsistencia como especie. Por lo que la adicción a las drogas no es privativa de los humanos, sino de muchas especies de mamíferos.

Tolerancia y adicción a la cocaína

La cocaína produce cambios neurológicos lo que implica además una mayor tolerancia.

Algunas personas tras consumir la sustancia de forma social durante muchos meses pueden desarrollar comportamientos adictivos; mientras que otras personas con una alta sensibilidad natural les basta con una sola dosis para desarrollar una profunda apetencia por esta sustancia tóxica.

Los psicólogos y terapeutas consideran que las adicciones o toxicodependencia en general son un proceso de aprendizaje donde influyen la disponibilidad de la droga, la dosis, la duración del efecto en el organismo y la ruta de administración. Según investigaciones realizadas por el National Institute on Drug Abuse en Estados Unidos, entre el 10 y el 15 por ciento de los consumidores de cocaína desarrollan la adicción.

Efectos y riesgos del consumo de cocaína a corto y largo plazo

Algunos de los efectos que produce el consumo de cocaína a corto plazo son:

  • Dilatación de las pupilas.
  • Aumenta la temperatura corporal.
  • No se experimenta fatiga ni dolor.
  • Disminución del apetito.
  • Sensación de mayor vitalidad.
  • Incrementa la sensación de agudeza mental.
  • Aumentan las palpitaciones del corazón.
  • Aumenta la presión arterial.
  • Labilidad afectiva.
  • Hiperactividad e hiperalerta.
  • Contracción de los vasos sanguíneos, especialmente los de las vías respiratorias.
  • Alteraciones psíquicas euforizantes.

Estos efectos que aparecen de forma inmediata al consumo, no son iguales de intensos en todas las personas.

Incluso en varios casos la sensación no en absoluto placentera. Algunas personas comentan que el consumo de cocaína les genera angustia y malestar general. Para mantener el estado de “euforia cocaínica” es necesario repetir las dosis, luego del placer viene una especie de “resaca” que se caracteriza por la fatiga extrema, melancolía, incapacidad de concentración, e insomnio que se suele llamar “disforia cocaínica”.

El consumo a largo plazo y de forma crónica produce en los cocainómanos:

  • Adicción o apetencia compulsiva a la droga.
  • Estados de pánico y ansiedad.
  • Ausencia de motivación.
  • Delirio paranoide, ideas de persecución y alucinaciones auditivas.
  • Deterioro cognitivo global (reducción de la memoria y de la capacidad de toma de decisiones, juicio y previsiones).
  • Lesiones en la mucosa que recubre el tabique nasal (perforaciones y pérdida del olfato).
  • Laringitis crónica.
  • Rinitis crónica.
  • Afonía crónica.
  • Insuficiencia renal.
  • Complicaciones respiratorias (bronquitis o inflamación en los pulmones)
  • Gangrena intestinal en caso de que sea ingerida.
  • Inestabilidad emocional.
  • Agresividad patológica.
  • Arritmias, paro cardíaco o respiratorio que puede producir la muerte repentina.
  • Disfunciones sexuales.
  • La vía de consumo intravenosa facilita el contagio de VIH y hepatitis B por las agujas infectadas.

Aunque este es un cuadro que se manifiesta a largo plazo, no se puede precisar ese largo plazo en meses exactos.  Dada la diversidad humana y numerosas variables que entran en juego, la adicción y perjuicios pueden manifestarse en pocas horas, días o varios años.

Por ejemplo, en casos de consumo de cocaína con alcohol los efectos pueden ser aún más letales. Esta mezcla hace que el hígado produzca una sustancia llamada etileno de cocaína o cocaetileno que intensifica la euforia dos o tres veces más y aumenta el riesgo cardiovascular y el aumento súbito de la presión arterial.

¿Qué diferencia existe entre el consumo y la adicción a la cocaína?

Algunas personas consumen esta droga solo una vez y se alejan de ella pues perciben de forma insatisfactoria sus efectos biológicos y temen por su vida.  Otras personas la consumen de forma regular en espacios lúdicos y en compañía, sin llegar a la adicción. Y otros consumidores regulares van intensificando de forma progresiva la dosis para extender los períodos de euforia y caen en un consumo compulsivo que trae aparejado muchos problemas psicosociales.

La ruta se inicia en el uso, continúa con el abuso y se convierte en adicción.

Una persona adicta a la cocaína puede:

  • Consumir la droga durante varios días sin parar y casi sin hacer ningún otro tipo de actividad, ni siquiera atiende sus necesidades fisiológicas más básicas (sueño, alimentación).
  • Detiene el consumo solo cuando la droga se acaba y debe procurar más o cuando siente un agotamiento extremo fruto de la inanición.
  • Luego viene un corto periodo de abstinencia que puede durar varios días o semanas en las que la persona tiene signos de depresión, insomnio, temblores y fatiga; y este malestar conduce a la recaída o vuelta al consumo.

Por otro lado, la dependencia se manifiesta en una pérdida evidente del control para negarse a consumir; así como exagerada dependencia y el uso continuado de la droga a pesar de los problemas médicos, psicológicos y sociales que introduce en la vida del sujeto.

La buena noticia es que es posible salir de este ciclo cocaínico con ayuda profesional, aunque no es fácil y se requieren grandes esfuerzos parte de todos los agentes implicados en el sistema que rodea a la persona adicta.

Por desgracia, las personas con adicciones a las drogas esperan a veces más de una década para pedir ayuda médica. Acuden cuando ya está en crisis su vida social, sus relaciones y su organismo está muy enfermo o debilitado.

Las personas que consumen drogas, si una vez terminados los efectos de la sustancia tóxica sienten en algún momento pesar, sentimiento de culpa y piensan que deberían abandonar su uso, entonces, es el momento idóneo para buscar ayuda profesional.

Aún si el adicto cree que lo puede conseguir solo y con fuerza de voluntad romper con su habituación es importante que tenga apoyo calificado. Los psicológicos, psiquiatras, médicos expertos en adicciones, tienen información valiosa sobre cómo manejar mejor los retos que aparecen durante la recuperación.

Cuanto antes se intervenga en las relaciones abusivas con las drogas, mayores serán las posibilidades de éxito y rápida recuperación.

¿Cuáles son los factores de riesgo y los factores de protección ante la toxicodependencia?

No se puede afirmar que un perfil de personalidad en concreto es más propenso al consumo de drogas que otro. Algunos investigadores tienden a inclinarse a relacionar a las personas que buscan nuevas experiencias y sensaciones con la adicción a las drogas, pero no es un criterio comprobado científicamente.

Lo que sí se ha constatado en un alto porcentaje de personas con consumo crónico de drogas los siguientes problemas psicológicos previos a la adicción:

  • Trastornos de ansiedad: la droga es en este caso un paliativo de la angustia y el estrés que originan los retos cotidianos.
  • Trastornos por déficit de atención e hiperactividad (TDAH): pueden generar trastornos de conducta con su consiguiente desafío de las normas y abuso de sustancias ilegales. El TDAH a su vez hace muy difícil la implementación del tratamiento por la falta de atención del individuo.
  • Depresión: la droga produce alivio emocional, pero al mismo tiempo crea un círculo vicioso del que es difícil escapar.
  • Conducta antisocial, alienación y rebeldía: las personas con una intensa necesidad independencia y autonomía usan las drogas como una especie de “venganza” hacia el statu quo.
  • Abuso físico, sexual o emocional en la infancia: los adictos en sus historias evolutivas manifiestan que han estado expuestos de forma continua a situaciones de abuso, generalmente como víctimas. Algunos aprenden la indefensión y el uso de las drogas les sirve de escape al dolor.
  • Ausencia de valores éticos y morales: la religiosidad y una adecuada educación moral, ética y espiritual es un factor de protección ante el consumo de drogas. Los individuos que con adicciones a las drogas generalmente tienen débiles vínculos sociales y no aceptan el modelo social en que viven y sus normas.

También influyen como factores relacionados con el inicio en el uso de sustancias tóxicas una baja percepción de riesgo por desinformación; el consumo de otros miembros de la familia y los problemas de comunicación intrafamiliar.

Entre los factores de riesgo de tipo biológico están el sexo (más frecuente en hombres) y la edad (14-25 años es etapa crítica en la iniciación al consumo).

Como factores de tipo constitucional tenemos las enfermedades crónicas. Pues como paliativo al dolor y la incapacidad emocional que generan, algunas personas deciden usar las drogas como escape a su condición.

Factores de protección

Algunos factores de protección son deducibles de los factores de riesgo. Podemos incluir entre ellos:

  • La religiosidad o espiritualidad
  • Un carácter con predisposición al pensamiento positivo
  • Capacidad para enfrentar los cambios y retos cotidianos
  • Creencias favorables de autosuficiencia
  • Desarrollo alto de las inteligencias reduce la búsqueda externa de sensaciones “gratificantes”.
  • La resiliencia o capacidad para sobreponerse los problemas y situaciones límites que vivió en la infancia.

¿Qué tratamientos existen para eliminar la adicción a la cocaína?

En el sector de la salud se llevan a cabo programas que combinan de forma efectiva tratamientos que incluyen la desintoxicación, prescripción de fármacos, psicoterapia individual y el trabajo en grupos de apoyo.

politoxicómanos y toxicomaníaEl abordaje del tratamiento de las adicciones debe ser integral e incidir en aspectos sociales, biológicos y médicos. Sobre todo en caso de pacientes politoxicómanos que presentan trastornos mentales diversos.

Tratamiento farmacológico

Para tratar la adicción a la cocaína no se han detectado fármacos idóneos. Para reducir la adicción a la cocaína los científicos experimentan con medicamentos que se usan para otras enfermedades pero que influyen en la actividad de la dopamina; la sustancia cuya cantidad en el cerebro se altera por el efecto de la droga.

Generalmente se prescriben los siguientes medicamentos.

  • Baclofeno: aunque es un relajante muscular de acción central, se usa en el tratamiento de adicciones en dosis progresivas que oscilan entre los 60 y 400 mg al día. El baclofeno actúa sobre los receptores del GABA y elimina el craving.
  • Modafinilo: este medicamento aumenta el glutamato a nivel cerebral e inhibe la liberación de GABA (efectos opuestos a los de la cocaína). También se utiliza usan para aumentar el estado de vigilia y eliminar el sueño.
  • Tiagabina: Es un antiepiléptico, pero también funciona en el tratamiento de la adicción a la cocaína como bloqueador de la captación de GABA. Neutraliza los efectos del incremento de dopamina que produce la cocaína e inhibe la capacidad de percibir la recompensa por el consumo de la droga.
  • Disulfiram: es un fármaco que se utiliza en el tratamiento del alcoholismo crónico y ha mostrado resultados favorables en el aumento de los periodos de abstinencia en cocainómanos y reducción global de su necesidad de consumo. En el ámbito comercial se le conoce como Antabuse.
  • Topiramato: aunque fue desarrollado para tratar el consumo nocivo de alcohol, los ensayos con pacientes han mostrado que contrarresta los efectos de nocivos de la cocaína en el cerebro.

Se empiezan a investigar las vacunas anti-droga que son capaces de anular los efectos de la sustancia tóxica, secuestrándola una vez que entra en el torrente sanguíneo y evitando que el consumidor perciba efecto alguno.

Científicos del Weill Cornell Medical College, en Estados Unidos anunciaron que tienen una vacuna que previene la adicción a la cocaína y la heroína. La vacuna solo se ha aplicado con éxito en primates y es una mezcla del virus atenuado de la gripe más una sustancia análoga a la cocaína nombrada GNE. La vacuna funciona como un antivirus que evita que el cerebro perciba la droga y ataca a cada partícula de la sustancia tóxica diluida en la sangre.

Psicoterapia individual

Este es un aspecto importantísimo en el tratamiento de recuperación de la adicción. Lo habitual es realizar intervenciones breves y frecuentes (2 o 3 veces por semana) entre el paciente y su psicoterapeuta.

Se trabajan con modelos de terapia cognitivo-conductual (TCC); se entrena a la persona para que pueda enfrentar la exposición a estímulos que incitan al consumo; se hace terapia psicoanalítica para descartar otros problemas psicológicos; se hacen sesiones de terapia de soporte y expresión (TSE); así como terapia interpersonal (TIP).

Grupos de apoyo

Se incluye la integración voluntaria a grupos terapéuticos que permiten el aprendizaje mutuo y el reforzamiento colectivo de los pequeños logros. Se crean comunidades terapéuticas donde se trabaja a largo plazo el empoderamiento para hacer frente a las recaídas.

Es importante el papel de la familia en la recuperación e inserción social del paciente, por lo que también se realizan sesiones de orientación y asesoría familiar. Dónde se reducen las tensiones colectivas, los sentimientos de culpabilidad o lástima y se promueven interacciones más saludables entre los miembros.

Este trabajo combinado, estructurado al detalle y personalizado, se lleva a cabo en centros residenciales en 90 días de vida residencial. Luego se hace el acompañamiento posterior en casos necesarios donde existen otras complicaciones con enfermedades psiquiátricas que a veces desencadena el consumo de drogas.

Los objetivos terapéuticos generales son:

  • Admitir la enfermedad y ser conscientes de sus consecuencias.
  • Alcanzar la abstinencia total de las drogas.
  • Evitar las personas y lugares asociados al consumo para no disparar la apetencia.
  • Mantener a la persona acudiendo a sesiones diversas que fortalezcan su estado durante muchos años.

La sanación en estos procesos de adicción a la cocaína u otras drogas requiere una evaluación completa del caso y sus implicaciones médicas, psicológicas, sociales, laborales e incluso legales. El tratamiento puede ser ambulatorio u hospitalario, pero en ambos casos la sanación depende del compromiso del individuo y su familia con el proceso de trasformación; así como de la honestidad y apertura ante los profesionales específicos que llevan el caso (alianza terapéutica).

 

Psicólogos de México expertos en Toxicodependencia

 

Imágenes: Jordi BernabeuAlessandro Boselli



Autor: © PSIGUIDE